De la escritora Virginia Dangma -autora de Avisos del cielo- nos llega la primera parte de la apasionante obra El Maestro de los Tiempos. Sus trascendentes textos despiertan una provocativa polémica sobre juicios de hondo calado, gracias a las enseñanzas que evocan sobre la ética y la conducta moral en los albores de este siglo. Dichas máximas llegan hasta nosotros en una forma de experiencia cuyo fin, más allá de las palabras, es subyugar el alma humana. El conocimiento transcrito recogido en ellas supone un compendio de saber ecuménico que sólo una mente aleccionada por la grandeza del espíritu es capaz de trasladar. Se trata de la humilde sabiduría que ha permitido el avance del mundo, adentrando a todo aquel que lo deseé en las leyes que rigen el cosmos. Junto a su guía, Eyin, la autora nos propone caminar a su lado en un viaje espiritual que llevará al lector a peregrinar en el tiempo 30.000 años atrás. En él asistiremos a la génesis de la gran creación mediante un cúmulo de reflexiones e inquietudes existenciales que nos acercarán a comprender parte de la esencia divina que actúa en un Todo universal y viviente. «De lo finito a lo infinito» es, en esencia, el testimonio que subyace en la capacidad de la escritora para promover el bien común, cuya octava superior es el amor místico que ofrecemos a los demás elevando lo que somos hasta estados que solo es posible imaginar.
Prólogo
La
presente obra supone el primero de las dos partes que componen el Maestro de
los Tiempos, escrito por la contactada y divulgadora Virginia Dangma, autora de
Avisos del Cielo.
Permita
el lector una reflexión antes de proseguir con este prólogo, en alusión a la
razón que se desprende de la moral, de la ética y de las cosas claras e
inteligibles, que solo aquel que ha comprendido las bases del respeto y del
amor más allá de la incongruente sociedad, se halla, por acción meritoria, en
condiciones de divulgar - tal vez - aquello de lo cual se intuye pertenece a la
verdad. Conocer lo que ya he dicho supone, al parecer, el mayor de los secretos
al que la mente puede acceder, pues si no fuera así, todos participarían de
ello. Así, de quien comprende esto se dice posee la llave maestra y el mayor
honor que un alma puede llegar a ostentar.
Los
textos de Dangma recogen la presunta vida y el pensamiento transcritos de seres
de diversos puntos y planos del Universo. Guías y maestros, la han considerado
una pupila cósmica aleccionándola durante el paso de su vida, para acceder a
los estados mayores de la conciencia humana. A través de su obra, la autora se
adentra en los primeros pasos de su vida narrando hechos insólitos de los que
se puede decir como mínimo, que han transformado por completo la trayectoria de
su vida. Según relata, es guiada por una mano segura, amiga - algo que en ésta
y en cualquier otra época no se podría considerar por debajo de lo puramente
divino - para recorrer miles de yardas sobre un territorio que le es hostil, y,
en contra de todo pronóstico, culmina con la colosal tarea de llevar palabras
de luz a los corazones más allá de las fronteras del mundo, salvando todas las
distancias. No hay logro de esta envergadura - Cógito - que se rinda ante menos
valor y a no menos fe.
El
Maestro de los Tiempos representa, en esencia, la profunda comprensión de las
experiencias por las que ha sido tutelada desde su niñez y que confluyen en lo
que ella misma ha denominado como sus dos etapas; una primera de introducción y
aprendizaje, y otra segunda de razonamiento y asimilación. En él nos entrega
sus máximas universales más allá del espacio, del tiempo, y bien podrían ser
las bases de la futura élite social; quimera y anhelo de un súper hombre cuya
sabiduría y esfuerzo se enfoca en un bien común considerando así que todo lo
demás, es polvo y aire.
Su
sencillez en el lenguaje declaran una obra arto compleja en accesible a todos
aquellos que, en la finitud que promueve la existencia, buscan con anhelo la
realidad última en el panteón de todos los sueños que yacen libres en él.
A lo
largo de toda sus conversaciones, se declara una y otra vez la volatilidad del
ser humano y la doctrina firme de que el alma que abandona al cuerpo, es guiada
a través del corpus universal - una escala de grados en la que se asienta toda
realidad posible – para finalmente elevarse y evolucionar hacía nuevas formas
de energía que participarán de la nueva vida, siendo así capaces de comprender más.
En una esgrima de preguntas y respuestas; se revela desde una dimensión
espiritual, Inhajs, el maestro y mil veces reencarnado, instructor de
mentes que enarbolan un ideal elevado y dirigido a consolidar la armonía
cósmica. Así comienza este periplo, que la aventurará desde la génesis de
nuestra raza, pasando por todo tipo de reflexiones e inquietudes existenciales,
y el discernimiento, de cómo actúan las leyes universales en una creación
tangible e intangible, hasta aquel excelso bastión, que se intituló “la isla de
la luz”
De lo
finito a lo infinito alcanza su momento
de apogeo en forma exponencial cuando la mente de la autora, catapultada hacia
tiempos pretéritos, se pierde en la experiencia de lo que posiblemente sea el
mayor viaje astral del que se tiene referencia alguna. De la mano de su guía,
Eyin, es separada de nuestra época 30.000 años para contemplar en plenitud la
vida de Kolpen, figura que coincide con el Toth o Hermes de las tradiciones
egipcia y griega; dado lo arcano en sus escritos o hermética - es como se
denomina al compendio de todas las obras cuya auditoria se atribuyen a Hermes
Trismegisto – ha sido relegado en el común de los casos al mundo profano.
Sólo al final, donde concurren muchos de otros finales, se halla
el compendio del saber trascendental; de inexorable finalidad es el reflejo de
nuestra propia esencia, legada en cada una de las eternidades, donde el libre
albedrio, decidirá nuestro destino individual en la “ley de la selección de
almas”. De ese modo, el Hombre que vive comprende lo que es, hasta que ya no
necesita buscar más, y será ahí que encuentre, en la capacidad de amar, que su
continuidad anida en saber amarlo todo.
Enrique
de Asís